Bitácora de a bordo

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Cansado de tanto esperar, anotaba en un viejo cuaderno todas aquellas sensaciones que había perdido por el paso de los años, aquella distancia maldita había echo endeblecer su corazón más que la hoja húmeda, había notado como el frío de la soledad se colaba entre sus huesos y con una ráfaga cortante y burlona dañaba todas las entrañas de su ser, haciéndose sentir más débil, más cansado…

Pequeños apuntes a modo de bitácora, empezaron como detalles insignificantes pero a día de hoy eran señales que hacían que le faltara el aire, se sentía como aquella mariposa en invierno, sin nido al que anidar, con más horizonte que el frío y la niebla…y la nada.

Eran tiempos duros, el cristal de aquel vídrio quizás ahogara sus penas con tragos rotos en venas que anhelaban el amor, el frío whisky a su paso podía notar esa sensación extraña de los restos del amor, aquel fluído se trasladaba en una excelente melancolía, una sinfonía, la más triste que saliera por su garganta y por su corazón en forma de poemas y versos, y por cada punto y aparte un latido, ténue, fugaz, pero tan tremendo que haría detener cualquier estrofa.

Su cuaderno de a bordo lo acompañó por mucho tiempo, hasta el día que decidió lanzarlo al mar, y pensar…que merecía mucho más la pena vivir con el anhelo de encontrar otro corazón que volviera a latir con el suyo, que seguir escribiendo la más fúnebre poesía en aquellos versos de renglones torcidos.

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