Cristalino

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Entendió, desde su escuálida y joven actitud y siempre por momentos de ráfagas que todo lo que le ocurriría, para bien, para mal…tendría tanto un camino, como un porqué y por supuesto una reflexión de lo que debería aprender a sacar lo bueno y retenerlo y aprender de lo malo…a modo de experiencia como si de una secuencia piloto se tratase.

A pesar de ello siempre pudo presumir, o al menos en la gran mayoría de ir con la cabeza alta y el paso firme, porque en todo momento siempre quiso ir donde se dirigió, y si no se hizo aguardó un poco en la sombra, nunca quiso desviarse del rumbo que le dictaba su conciencia…pese a tener compañía, era simple y mera cuestión de tensar la cuerda y veremos si los navíos eran tan fuertes como presumieron ser, o al menos lo aparentaron.

Nunca jamás quisó o intentó ser algo que no pudo ofrecer o no podría llegar a ser, la genética camaleónica habría que entenderla desde el punto positivo y nunca desde el cambio por el cambio dejando morir lo que te alimentó durante tus años de vida, porque quien sabe si algún día necesitaremos provisiones.

Sabía que estaba apretando el viento, pero esta vez no descuidaba, sabía que tenía un objetivo muchísimo más importante aún, y otros que estarían por llegar, quizás no todos valgan para llevar el timón, por experiencia, por osadía o simplemente por el mar bravío…a veces hay que perdonar, a veces no hay que olvidar para mejorar.

Nos hacemos a nosotros mísmos en el día a día, en cada latido de nuestro corazón y en cada acción que tomamos, porque a nuestros corazones jóvenes les sobra la rebeldía necesaria para afrontar estos retos, nos sobran las energías para encontrarnos a nosotros mismos, y porque como capitanes que somos no dejaremos hundirnos ni a nosotros ni a nuestro buque…y a quien nos lleve al infierno, nos lo llevaremos con él.

«…estaba roto y envejecido como él, nada se salvaba de sus críticas mordaces, de su ironía hiriente y afilada…nada ni nadie… hasta que un día llegó ella, y entró en su mundo, rompiendo aquel cristal en mil pedazos, dejando pasar la luz, iluminándolo todo»

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