Mujeres…aquella extraña ecuación que torna mi vida y por cual sencilla que parezcan las hacen convertir toda la armonía en un verdadero galimatías para mi cerebro, bendito problema.
En ellas encontré el anhelo más sublime y fueron capaz de inspirarme noche tras noche al cobijo de este blog de temerarias lejanías, tantas que a veces piensas que podían haberse ahorrado las mías, tristes noches a la deriva pensando en corazones que ignoraban mi presencia, otros que anhelaban mis sueños mientras yo ni conocía su existencia, y otros simplemente eran unos míseros cuerpos vacíos de cariño contoneandose al son del humo y el ruido en busca de un trago de whisky…triste.
Mujeres por la que no merecieron la pena mi amor y dedicaron muchas líneas tristes de mi vida y de mi blog, aunque también dejaron sonrisas sinceras a su paso, momentos inolvidables, aquellas compañeras espontáneas o duraderas que supieron ponerle canción a mi melodía de la vida, las que hicieron que un calor repentino ruborizara mi cara con esas miradas, las que me hacían cosquillitas en la barriga con el primer beso, o las que me acariciaban la nuca mientras pensaba en lo bonito de la vida.
Hadas que revolotean como en un cuento, que preferían el malévolo capitán Garfio y acababan arrojando a un triste Peter Pan al maldito y cansino cocodrilo…la historia se repetía, pero pese a todo uno aún le queda un poco de estilo y no le gustan los garfios, prefiero seguir siendo el Peter Pan de corazón soñador, del sueño de unos ojos lindos y un amor eterno…o al menos bonito.
Y a pesar de todo, hoy sigo aquí, sentado en el sillón de la vida dispuesto a afrontar nuevos horizontes, nuevas sensaciones y seguir disfrutando del lado poético de la vida, volando libre…soñando despierto.