En la orilla de la desesperanza, todo trascurre fluido, denso, entorpecido por estúpidos latidos de corazones suspirando por quereres que la niebla desvanece hasta su más infima esencia de poder…donde no se puede ver mas allá de la temerarias y absurdas letras…puñado de insignificantes signos que no tienen poder contra la mirada, contra el beso…contra la caricia.
Me da igual que 3 suspiros de añoranza puedan dañar corazones impuros e invanos, cuantas alambradas de deseo hemos saltado en sueños, hacia corazones sin dueño, hasta amores sin rumbo, hasta niñas que quitaban el sueño
[de pequeño no soñe con ovejitas]
Creo que las dejé a un lado y empeze a absorber de las raices mas profundas de la vida misma, sustraje todo la esencia y el jugo de la vida, para no ver un triste final en la hora de mi muerte
[para no ver que no había vivido]
Hoy quizás este algo rebelde conmigo mismo, con los demás…nosé…quizás haya abierto aun más los ojos, curado de espanto pienso que no se está nunca…en el amor como en los virus…siempre sale uno cada vez.
Y en un laberíntico mundo de letras intrínsegas, las pateo bien fuerte…las echo a un lado, y me marcho a buscar los ojos de un amigo que escuche mi cuento de herida y caricias, mi nana del hambre…toda mi vida en un cubo de basura…que ni las ratas se atreven a despedazar.