Y mira que hacía tiempo que dejó de hincar la rodilla por nada, y menos aún que llevara nombre de mujer, ondeó bien clara sus banderas y no habitó mas lechos ni más nidos por su rotundeza y sinceridad, así pues tendría que llegar un torbellino más fuerte que le hiciera tumbar para hacerle latir el corazón, para darle aquel latigazo que a todos tantísimo nos gusta…y nos deja confusos…
Pero su rubísimo destello había dejado bocabierto su continente, demasiado bonito, quizás el guiño canalla que siempre anduvo esperando, quizás la sombra fresca tras el árduo camino…
Pero tras meses de tanteo, se montó en aquel vaivén mortífero en el que notaba que sus labios estaban cada día mas cerca, y otros en el que notaba que jamás habían estado tan lejos…que todo aquello siempre fué un sueño…y tan cruel como la vida misma, cuando notó que todo estaba tan cerca…un puñetazo certero al centro del corazón, sin tiempo a reaccionar.
¿Un KO perfecto…o una batalla que ya empezó perdida?