Me daba tanta pena ver aquellos ojos tan bonitos y saber que aquello sería escaso, que por circunstancias de la vida mi profesión se había vuelto la de cazador de cometas, tan bonitos…tan efímeros.
Y aunque sé que podíamos hacernos felices de muchísimas maneras, nuestras vidas se encontraban como dos líneas paralelas, tan juntas hasta el infinito mirándose la una a la otra…pero imposibles de cruzarse.
Y hoy, cuando quizás aún me queden muchísimos besos y versos que darte, aún hoy que tengo que callarme algún ‘te quiero’ de mis labios, sé que tendré que decir adiós a tus labios, imagino que no será muy tarde y también sé que cuanto más profundos sean los días junto a tí más dolerá después…
No creo en positivismos ni negativismos a día de hoy junto a tí, no perdimos ningún tren, simplemente nuestras vías tienen distintos rumbos, uno el norte, otro el sur…siempre nos quedará el recuerdo de los días de miradas, y el de cada estación que nos recuerda que un día coincidimos en el mismo vagón, que un día nos miramos distinto…
…mientras el raíl dividía nuestras vidas, hacia otros destinos.