Un barco vigia va surcando la salada claridad…iluminando y despejando la niebla mas densa, la niebla del olvido…hábil capitan, curtido en mil batallas del amor, principe de las tempestades más oscuras…en las noches claras cuando la luna bajaba junto con las estrellas a darse un baño…iluminando aquel viejo escenario de oleajes marinos…aquel tapiz celeste que se volvía cada vez más claro.
Guiado por el levante, dispuesto a desafiar a cualquier mar bravío que se le interpusiera, aquel bajel, estaba capitaneado por aquel marinero, que no se rendiría ante cualquier subida de marea…bastantes tempestades había sufrido ya su maltrecho y dejado corazón…decidió no entregarselo más a aquella rubita de ojos azules, entregarselo eterno al mar…y que el fuera el dueño de sus bajamares…que palpitara su corazón con el compás de las olas.
Pero sentada en aquella roca…aquella linda rubita sirena, se encaró a aquel navío velero…y rugiendo la mar feroz, le preguntó a su capitán…
¬Donde vas mi capitán…
¬Allá donde el rumor de las olas sea tan fuerte que haga olvidarme de que es imposible nuestro amor.
¬Losé capitán de mis sueños…yo no puedo vivir sin mi mar…
¬Y yo no puedo vivir sin tu corazón.