Los primeros rayos de luz se van reflejando en mi aturdido rostro, las farolas dejaron de bizquear sueños débiles y se apagaron religiosamente al llegar el alba, un nuevo día acababa de comenzar, sin pararse a mirar si yo había tomado consciencia de ello…
Tumbado y dubitativo entre-abro los ojos, un sinfín de agujas punzean mi cerebro a la vez que me quejo en voz baja, mi cuerpo yace tendido sobre la arena, ante mí una bello reflejo del horizonte mas profundo, a mi lado junto amí, mi fiel compañera…una botella. Una vez más volvi a aquel lugar donde conocí el amor por primera vez, donde la conciencia de la conquista de la primera mujer se hace cada vez más amarga, ya que únicamente acudía a aquel lugar, para olvidar otra puñalada de la vida en forma de beso…en forma de palabra.
Quería cruzar nuestras vidas, nuestros sentimientos…tu corazón se fué de borrachera, y lo encontré llorando en un contenedor, no quería compañia…me comentó que no confiaba en los hombres, había vivido en un silbido orgullosa de haber sido una yegua sin freno…desgastada de andar por el suelo.
Aquella tarde, en aquel bar, nos volvimos a encontrar, te acercaste y me sonreíste, que tal me iba me preguntaste…pues aquí sigo, escribiendole a la soledad, a unos ojos que no quisieron enlazarse con los mios, que no quiso anidarse a mi locura…mi locura de amor.
Toda historia tiene un final, unos finales felices, románticos, soñadores…otros trágicos…lamentablemente no podré contar nunca nuestra historia de dos enamorados, de como nos anhelamos los versos a la luna, nuestra fiel compañera, las veces que suspiré tu nombre, o que tuvieron que aguantar mis compañeros de viajes mis delirios sobre tí, sobre mi niña…nadie nos recordará, nadie hablará de nosotros…porque nuestra historia de amor, ni siquiera tuvo un beso…jamás empezó.
Dedicado a todos/as que han estado siempre en los momentos malos y buenos de mi vida. Sois los/as mejores, no cambiéis.