Identidad

La tibia luna apenas parecía rasgarle las costuras de su piel oscura como el tizón, aquellas costuras tan tenebrosas no dejaban cabida a regazos de madrugada pues se había hecho una coraza casi indestructible ante insultos, miradas, golpes…y en lo más profundo de aquello un corazón frágil, que quizás algún día se cansara de latir harto de tanto sufrimiento, era consciente de ello, pero era lo que le tenía delante…y no tenía más que seguir mirando al horizonte por muy agrietado que pareciese.El destino quizás no le aguardó suerte desde el principio, desde aquel momento en que cruzó las aguas del infierno, cuando sus pulmones se inundaban de agua salada y de sueños rotos, que curioso destino…dos infiernos separados por un charco en un elíptico regazo, malditas casualidades.

Ingenuo aquel que pensó que bajo las luces de la ciudad encontraría el cobijo necesario para su supervivencia diaria, ignoraba que era un títere en un mundo de lobos disfrazados de corderos, con sus sucias miradas delatarían su odio hacia él mostrando la cara más fiera de la ignorancia, malditos aquellos que deseaban dar rienda suelta a su instinto vomitivo…sin motivos, sólamente por un color, por haber nacido así…

Pero no le importaba alzar la vista y caminar orgulloso ser quien era, de venir de donde venía, sabía que admirar los fuegos de colores de la cálida arena al atardecer era mucho más importante que un color, que una raza o que una religión, porque como bien se dijo en su día…las guerras no acabarían cuando el color de la piel fuese más importante que el color de los ojos.

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