Rezagado, y sin hacer mucho ruido, los años de su vida iban pasando rápidamente por las autopistas del sosiego, atrás quedaron las tortuosas curvas de la vida, el destino pondría una recta larga en el horizonte, para poder reposar tranquilo en su viejo sillón, y incluso poder recrearse en los ojos de aquella niña.
Esa niña cuyas caderas poseían más curva que las pasadas por mi vida, pequeña y juguetona, con una sonrisa recíen salida de los alambres del colegio, pero con toda la madurez de una adolescente, centrada y con la cabeza bien amueblada…pero al fin y al cabo loca. Quizás ese punto de locura era el necesario para encender la chispa de su corazón, para meterle fuego a los viejos recuerdos y junto a una hoguera, abrazar a su niña, planear sobre la vida en una nube de color, para ver el cielo más intenso…más bonito.
Siempre se mantuvo cauto en la estela de su corazón, agazapado como siempre, la vida había mostrado su lado más cruel…siempre llegaba un periodo de reflexión, donde todo lo inexplorado se hace eco en nuestros sentidos, y permanecemos atentos, a la defensiva…aunque los que ya estamos curtidos en batallas no necesitamos andar con pies de plomo, sabemos lo dura de la vida, y de las vueltas que da…pero siempre el tiempo pone a cada cual en su sitio, las palabras quedan a un lado…escuecen, se empiezan a valorar los actos, los momentos…las miradas…al fin y al cabo la vida es solo eso, momentos.
Una auténtica colisión de cometas, una lluvia de estrellas…y toda una vida por delante, dicen que en la vida no hay que cerrarse puertas, yo pienso que sí, siempre tienes que dar un portazo o un tijeretazo a un momento de tu vida, de que vale recrearse en momentos malos pasados…siempre es bueno recordarlos pero para recapacitar y mejorar en el próximo paso a dar. Llegará el momento de cuando la melancolía y la soledad nos invadan, siempre tendremos la posibilidad de sacar de ese triste armario gris, una caja de color, donde allí guardo todos los besos que te dí…pero solo los que te dí de verdad…volveré a pegarme los trozos de corazón que me robaste, sonreiré a la vida y volveré a caminar…solitario, sí…pero siempre con el anhelo de encontrar lo que cada cual se merece y se lucha día a día, en este teatro de la vida.
Pd: No se pasen con la tijera…quizás se equivoquen recortando, ya saben que lo cortés, no quita lo valiente.