Mi relación con el mar siempre ha sido muy estrecha, desde pequeño ya sentí el olor a sal en mis pulmones y todo lo relacionado con ello me ha traido siempre buenos recuerdos. Se me antoja como una vía de escape a todos los problemas que me rodean, es aquella suave sensación de sentir que podría estar mirando el horizonte durante horas sin aburrirme.
Siempre es necesario desconectar de todo, en busca de nuestro destino, un viaje para encontrarnos con nosotros mismos, con la plena felicidad, y pienso que es algo más fácil de encontrar de lo que pensamos, solo tenemos que dejarnos guiar por nuestros instintos, aquellos que nos producen las sensaciones más agradables y no dejar de renunciar jamás a nuestros sueños, por más locos que parezcan.
Durante mucho tiempo me he hallado bajo la espesa niebla, viendo que todo lo que me rodeaba era negativo, y todo aquello hace que consigas hacer una montaña a todo lo que te va llegando y seas incapaz de tragarte el día siguiente. Sabes que es el momento, el movimiento más sencillo y a la vez más complicado, dejar de pensar en aquello que nos rodea por un tiempo, disfrutar con lo que nos hace feliz, y ver los problemas desde otra perspectiva, ahora seguro que los volvemos a ver mucho más objetivos e insignificantes que antes.
Aquel camino que cada cual debe encontrar por sí mismo a veces está muchísimo más cerca de lo que uno cree, poco a poco irá desapareciendo la niebla e iremos encontrando muchos momentos fascinantes que contar, que vivir y sentir, todo depende de nosotros, si queremos seguir anclados en nuestras rutinas, o si queremos despegar y volar, y sentirnos tan libres como aquel horizonte, sentirnos tan fuertes como la espuma que rompe contra la escollera…nuestros sueños por difíciles que parezcan a veces están mucho más cerca de lo que pensamos…todo es valorar positivamente lo que quizás pasamos desapercibido ahora.