Se arrastraba cabizbajo por las tinieblas del limbo, la noche volvía a jugarle una mala pasada en forma de mujer, había visto suficiente como para querer olvidar esa noche de un fogonazo, el indigesto whisky parece que no estaba por la labor y había pedido al estómago un paréntesis de reconciliación sabía que las segundas partes nunca fueron buenas y más aún tras malas experiencias…el whisky de aquella noche no debía de ser una excepción.
Cauteloso decidió desechar la oferta de empuñar otro vaso de cristal, temeroso quizás de que con su ira contenida desquebrajar el vidrio y que el vidrio, el humo, la música indigesta y la sangre roja se fundieran en aquel inmundo antro…de que fluyeran y se derramaran sus recuerdos uno tras otro, de que cayera de rodillas suplicando el fín de estos recuerdos que aterrorizaban y encolerizaban su alma.
Grabado a fuego de besos aún las costuras de su piel se volvían tirantes y le quemaban hasta el corazón, deseaba morir en aquel instante en que no deseó que todo aquello sucediera, quizas aquella noche soñar hubiera sido más tranquilo…[y más barato].
Pero sabía que aún le quedaban atardeceres, que aún los regazos cálidos del verano traerían nuevos destinos, al menos supo desde ese instante que volvería a robar un papel y pintar un corazón rojo e intenso…como la sangre de los recuerdos que fluyen por sus venas.