Los primeros regazos gélidos azotaban a la nueva estacion otoñal, las hojas de los árboles se volverían a caer para regresar con el sol cálido, las estrellas saldrían más temprano cada noche, haciendo más tristes las tardes de aquel mes de Octubre, un mes colmado de recuerdos para mí, porque creo que desde hace más de 4 o 5 años he sentido el amor de mayor o menor intensidad sobre mi piel.
Amores todos ellos diferentes, con sus encantos y sus defectos, momentos de anhelos calientes bajo una sábana que buscaba con deseo el cuerpo desnudo de mi amada, besos al atardecer de un sol que moría en el crepúsculo del alba, misterios escondidos tras los oscuros callejones, cabellos que se ocultan en tu negro abrigo…negro como se me quedara el corazón meses después, pero siempre con mi rotulador a mano para pintarlo de nuevo de rojo pasión, de rojo vino para aclarar la garganta y volver a entonar las canciones que hacen que la sangre de mis venas fluya más rapido, que mi corazón bombee más rapido…que mi cerebro se llene de recuerdos.
Hoy como cualquier otro año vuelvo me vuelvo a sentar a pensar, esta vez no lo hago en mi habitación, salgo a la calle pero no busco compañia…abandono el aula, no quiero monotonía, solo quiero pasear y sentarme solo en aquella muralla de playa y contemplar el horizonte, pensando en tí…pensando en como se simplifica la vida viéndola desde un horizonte de playa, cómo desde aquí los besos junto a tí me parecerían eternos, en el que me gustaría recorrer descalzo por las dunas de aquella arena, de seguir pensando en el roce de nuestros cuerpos desnudos cualquier noche de invierno, donde no corra el aire entre tu y yo…solo las cicatrices de la soledad, y deseo mas profundo de querernos el uno al otro, y por que ese momento no se acabe jamás.