Miguel duerme en la calle Juan XXIII, hace ya mucho tiempo que dejo a un lado su habitual rutina, y decidio echarse la vida en una mochila, una pequeña guitarra seria su inseparable amiga…compone notas que embriagan de melancolia a la calle, lo poco que gana es para comer…y para beber.
A Miguel lo he visto siempre tocando en la calle principal, con mas refugio que unos cartones y su piel, su eterna guitarra…y desgraciadamente nada mas, aunque para el es mas que suficiente, miles de personas habran escuchado esa simple cancioncilla, pues era la unica que sabia tocar…pero habra pasado desapercibido para sus estupidas mentes…sinceramente lo admiraba la forma de cantar, de cómo conformarse con tan poco…de como vivir la vida de esa manera.
Ayer Miguel se fue, a su entierro no fue ningun rey, nadie lloro por el…su guitarra enmudecio, sin embargo…es una sensacion extraña, porque aun lo escucho por la calle principal, su voz no ha muerto…canta un corazon, que esta cansado de vivir, siempre fuera de control….adios Miguel.