Myself

Apuraba su último cigarrillo como si le fuese la vida en ello, un pañuelo de tonos cálidos envolvía su garganta quebrada y una barba de tres días le daba un toque bohemio y a la vez encantador, postrado sobre el final de aquella barra de bar sólo lograba estremecer sus sentidos con algun ligero contoneo de caderas con el que cruzase una tímida mirada, y si sonaba en aquel viejo tocadiscos algún single de Andrés Calamaro.

Y pasaba las noches soñando, pero despierto, en mil poesías que sólo se reflejarían en la madrugada, la hora de la inspiración, la hora en la que las musas indicentes llaman a la puerta y se enredan en tus sábanas, haciendo de los días minutos, de las horas segundos…y el sol que ya daba bocados por las persianas y él sin dormir…pero con unos torcidos versos sobre el papel capaz de reventar con sus calambrazos directos al corazón al día…podía permitirse vacilarle de esa forma porque sabía que el día caería otra vez entre sus brazos rendido a su poesía…y lo dejaría dormir.

Siempre se vuelve al bar, se vuelve al cuaderno, a la bitácora, a los orígenes…cuando se tiene un veneno que te resucita, cuando te lleva a un limbo entre la muerte y la vida, hay sensaciones malas, hay sensaciones buenas…pero se está en otro sitio, hay nuevos huéspedes y las musas se convierten para bien y para mal en fuentes de inspiración, en noches mágicas, en noches de estiércol…

Sin patria, sin horizonte, de un sitio y de cualquiera, el único timón el viento, y la vela el corazón, besó a miles y sólo quiso a una, venció en silencio y no celebró sus victorias, se las guardaba para él, jamás rezó…pero siempre tuvo fé en lo abstracto, en el que el mundo podía pararse en cualquier minuto y siempre debía dar hasta el último ahínco con cada verso…porque si no, su revolución no serviría de nada, quedaría muerta en vidas grises que lo aplaudirían porque es lo políticamente correcto…

Cuando realmente lo que se busca es todo lo contrario, vivir de nuestra vida, de nuestro continente y de nuestros sueños, tender al sol la bandera de nuestra alegría y embriagarnos de canciones prohibidas en voces de cisnes, en voces rotas y rasgadas…¿y porqué no? en dulces acentos porteños bajo los ojos cálidos de una linda mujer…porque en esta vida que elegimos vivir no hay un código pero todos lo conocemos, lo respetamos y lo adoramos…ser siempre nosotros mismos.

Deja un comentario