NYC

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Tomaba una copa de whisky en aquel recóndito pub de New York, no le importaba que oliera a antro de mala muerte, sabía que aquello era genuino, que tantísimos talentos habían dejado marchar su vida a la deriva en esa barra de madera, tantos fueron los cócteles a los que fueron invitados las damas de aquellos barrios, las de costumbres obreras que solo buscaron un poco de sexo sin amor…y con suerte un par de billetes para pintalabios.

Aquel era el club perfecto, todo repleto de almas a la deriva buscando enderezar sus rumbos, o simplemente dejándose llevar a lo Nicolas Cage, una melancólica música Jazz sonaba en todos los recobecos de aquella vieja estancia…el tapete verde iluminaban aún más sus ojos verdes, aquella rubia despampanante acaparaba la atención de todas las almas en pena que circulaban por aquella manzana.

Y ahí se encontraba ella, con más pena que su dulce belleza, bebiendo para olvidar el pasado, con el miedo de mirar al espejo retrovisor y volver a chocarse con los celos, el odio, el rencor…incluso con la vida, y era curioso como en aquella conversación con ella sintió ser el único superviviente en aquella isla desierta, pero su rubísimo corazón era como el agua salada cuando se está sediento, por más se acercaba a su vida, más se alejaba…

Bailó en su vestido borracho de pena, mientras un Ska de Laurel Atkien chirriaba Jamaica por el vinilo…había bebido demasiado, desplegó sus alas y decidió no volver más a aquel lugar…pese a que la esperó noche tras noche con una copa de Whisky doble en su mano…solo se sentía acompañado cuando escuchaba aquel viejo vinilo…o rozando el viejo tapete de billar…más solo que nunca, más feliz que siempre.

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