Su mirada mostraba todo el ahínco por ser feliz, quizás la vida no la hubiese tratado como mereciera, o simplemente como ella siempre quiso, pero aún conservaba aquellos bonitos rasgos…los mismos que le hicieron volver a ver su fotografía en una ráfaga de segundos, no era cualquiera la más guapa.
Era una pequeña bailarina, una frágil línea que sabía rasgar profundo pero se antojaba difícil, no sabía porqué…pero ocurría, aquella cara de niña estremecía su corazón, pero sabía que ella, y sólamente ella debía de cruzar el alambre, pero esta vez estaría más alto, esta vez sería más fino…pero al final de la plataforma le esperaría una mano, un corazón caliente, alguien deseoso de entregarle toda la alegría del mundo en el frío invierno…
Nuestras frágiles vidas paseaban por aquel limbo, sólamente tú serás capaz de completar la función, o salir por la puerta de atrás, sin aplausos y con el frío de la soledad rondándote la nuca.
«Y me confesó, nos querremos más que a nadie
pa que no corrá ni el aire entre tu y yo» (Marea – Perro verde)