Para cuando llegues


¿Qué sientes cuando aquellos acordes en forma de voz se mezclan entre tus oidos y tu corazón? le susurraba suavemente al oído, y en ese mismo instante se sintió cielo y voló como los cisnes dejando el corazón bajo la cama tras un suave zumbido alado…

Las luciérnagas del vestigio ya le habían iluminado el camino preparándose para el próximo destino, con únicamente el ahínco y la ilusión y un pobre corazón en el bolsillo emprendió de nuevo rumbo hacia el limbo, allí donde dormían los ángeles eternos, allí donde siempre había oído hablar de los sonares más dulces.

Y ahí permaneció en aquel limbo impasible, no pidió alas, porque siempre pensó que desde el cielo el corazón no huele a nada, y se confundió entre aquellas nubes celestes, deseó en momentos ser alado como los demás pero quizás fuese mejor medir el suelo, ya estaba harto de tanto traspiés, y sin embargo pese a aquella embriagadez del lugar el vértigo se apoderaba de su cuerpo.

Sabía bien que aquella franja de sangre que le cruzaba el alma llevaba el nombre de su amor, de aquella por el cual suspiraría todos los días de la tierra, por la cual no vería más infinito que el cometa de sus ojos, y decidió seguir navegando en ese limbo de poesía hasta adivinar el nombre que le corría por las venas pero esta vez, con más veneno y corazón que nunca.

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