Estruendosos aullidos pasan sobre mi mente una y otra vez…un martilleo constante se reproduce cada vez más intenso…una psikosis caótica invade mi cuerpo, hace tiempo que perdí la noción de los días, naufrago a la deriva…abandonado a mi suerte…me levanto cuando otros se acuestan, mi despertador hace tiempo que me pidió el divorcio aburrido de no hacer sonar su «amable» melodía.
Me acuesto a las 10…me levanto de madrugada, engullo algo para llevar a mi desquiciado cuerpo, chocolate…error fatal. Los primeros efectos de este delirio están apareciendo…escalofríos intensos…calores endemoniados, la fiebre me visita de nuevo, elegiste mal día.
Y mientras tanto, una nueva sombra ensordecedora acapara mis noches, en nombre de mujer, dispuesta a burlarse de mí, no me da buena espina, no soy el único que lo piensa, intento evadirme…error, la fiebre me recuerda que debo postrar el culo hasta la saciedad, o quizás hasta que ese asqueroso medicamento naranja haga efecto sobre mí, todo vuelve a acumularse y intuyo que para mal…la crisis amorística se prolonga, quizás no tenga que buscarlo…quizás no tenga que mirar al cielo…sino al suelo que tengo de andar, echarle ilusión, afrontar adversidades como cualquier destello de tu sonrisa…hacia aquellos ojos que me miran, y no se que me piden.
Si alguna vez me buscas…ya sabes donde estaré…esbozando cometas.