Quien no quiso cuando pudo, no podrá cuando quiera

452958466_5b4ba1058d.jpg

El crepúsculo de los últimos rayos del sol danzaban a aspavientos sobre el ya ténue horizonte…otro día más caía sobre sus pesados ojos, otra noche que comenzaba y que acabaría como todas las noches, solitario esperando que despunte el alba por si quizás pudiera componer algún lindo verso…decían que la noche inspiraba a los vampiros…

El duro oficio del poeta, vivir con la alegría de estar triste, pisar donde nadie lo hizo, y amar más profundo que ningún otro mortal, para ser capaz de reflejarlo en instantes, en pocos versos que puedan hacer latir un corazón más deprisa, que invierta el flujo sanguíneo de una mujer, y que la palabra sea su arma, dispuesto a conquistar cualquier orilla deshabitada, sin rumbo…y con muchas estrellas por noche.

Avistaremos tierra quizá algún día, en esta tierra de navegantes, sin saber si quiera si merece la pena ver tantos naufragios, si sirve de algo achicar agua de nuestros corazones en tantísimas tormentas, y si vale de algo enfrentarnos a tantos navíos piratas en busca de nuestras vidas, filibusteros de corazones, sin almas y con mucho ron…para el olvido.

Aquel mundo era simplemente su continente, allí donde lo impensable podría darse, lo más tremendo que podamos haber soñado, porque quizás, nunca jamás esté más cerca de lo que pensamos, porque a veces necesitemos ver las cosas desde el otro lado del prisma, como Peter Pan.

Deja un comentario