A modo de reflexión…
Los perros son cojonudos.
Son el mejor animal que existe, los queremos tanto como a nuestra propia familia y haríamos cualquier cosa por ellos, siempre y cuando sean buenos perros. Los malos perros son apaleados y abandonados en la calle. Y la diferencia entre los malos perros y los buenos perros es que se les inculque disciplina y se les recompense por sus comportamientos cuando sea necesario.
Los perros malos tienen amos débiles. Los perros no son hombres, no deben ser tratados como tales. No piensan como los hombres, no razonan como los hombres y no se puede poner en ellos las mismas expectativas que en los hombres. Son perros y deben ser tratados como perros. No importa cuánto personalices tu perro, hay quien incluso los viste: siguen sin ser hombres, son perros. Nunca podrán ser como un hombre, poseer las características de un hombre, dirigir la vida de un hombre y por supuesto nunca deberían ser tratados como si fueran los que ostentaran el cetro del poder.
Cuando un perro cree que ostenta el cetro del poder es un infeliz y se muere de pena. Desde su domesticación el lugar natural de los perros es la servidumbre para con el hombre. Necesitan ser liderados con mano firme y también con amor. Un perro bien guiado es un animal feliz, pero es su amo quien debe guiarlo hacia la felicidad mediante la disciplina, porque no tienen la capacidad mental de tomar decisiones que tiene un hombre.
Un perro te querrá hasta que muera él o mueras tú, y en este último caso es posible que todavía te siga queriendo. Un perro puede incluso morir por ti, pero lo hará siempre y cuando seas su líder. Si un perro cree que él es el líder te pondrá a prueba constantemente, te desobedecerá, gruñirá de celos a la gente que se te acerque demasiado, andará delante tuyo metiéndose en tu camino en lugar de seguir tus pasos, entrará por las puertas antes que tú. Creerá que le perteneces. Cuando un perro hace algo que te satisface debes recompensarlo con atención y afecto, pero cuando te disgusta debes castigarlo para hacerle saber que no es lo que esperas de él. El mal comportamiento de un perro nunca debería ser recompensado, hacerlo cuando no se lo han ganado es reforzar su comportamiento negativo de tal forma que piense que no sólo es aceptable, sino que también es correcto.
Los perros pueden hacer a un hombre muy feliz, todos los que hayáis tenido uno sabréis cuánto se puede llegar a querer a esas criaturas. Pero un perro malo es un animal miserable y tarado. Desafortunadamente hay muchos, muchísimos perros malos que han sido aviciados en su comportamiento de control y rebeldía, es demasiado tarde para ellos, no se puede hacer nada para cambiarlos, sus malas costumbres no fueron corregidas a tiempo y nunca se recuperarán. No hay nada que se pueda hacer para redimirlos y lo único que harán es morder la mano de quien les intenta ayudar.
La buena notícia es que hay millones de perros en el mundo y que los malos perros no son responsabilidad vuestra, pueden y deben ser ignorados de una patada hacia la calle, que por otra parte es lo único que entienden.
Saludos impertinentes.