Quizás algún día de tus días me dejes penetrar serpenteante por cada uno de los rincones de tu piel, me dejes entrar en forma de viento de levante para subirte la falda, para juguetear con tu pelo y golpear con mi brisa tu cuerpo…acariciándote en un susurro. Quizás algún día de tus días me dejes desquebrajar tu alma con mis rayos de luz en los que guardo todos los besos que siempre escondí.
La luna te esconderá los defectos con su brillo y te relumbrará en destellos todo lo lindo de tu vida, aquellos lindos ojos que servirán de faros centinelas para el paso de todos los mercantes que surquen los mares en busca de corazones…que ya escasean.
Y que más podré hacer, para que uno de esos días de tus dias tu alma reviente de alegría y veamos cada uno en el otro el paraíso, cuantos cantos de cisnes pasarán por nuestras primaveras, cuanta espuma de mar para cubrirnos los pies necesitaremos, para que entendamos que en todos aquellos regazos que anduvimos, en cada instante de nuestra vida, nuestro corazón latió por un motivo.
Y por ese motivo es por el que cada día sonreimos a la vida, porque siempre en cualquier recóndito lugar habrá un alma que golpee fuertemente nuestro pecho a forma de un latido tan grande que nos haga temblar, que haga que nuestro sudor se vuelva frío, y que las ganas de amar se eleven hasta lo más infinito del arcoiris, allí donde duermen los sueños.