Sus venas se hinchaban y suplicaban a gritos que no podían dosificar más veneno, su alma y su viejo corazón cansado de revolcones de media-noche le decía que parase…demasiado whisky había ingerido por su rota garganta para poder pensar por si mismo que hacía en aquel viejo banco, tirado y sucio…desparramando su vida.
Las malas lenguas hablan de una mujer, que envenenó sus venas a golpe y compás de cada beso, de cada puñalada por la espalda que recibía mientras el pensaba que todo seguía igual…iluso.
Caminaba con paso tambaleante, poco decidido…tanpoco le apetecía pensar donde dirigirse, que el viento guiara sus pasos, como aquellas noches de pasión donde se dejó guiar por su corazón, hoy no sería así…su corazón se fué de borrachera, para más tarde encontrarlo llorando en un contenedor.
Los días y las noches pasaban indiferentes, algo estaba cambiando en su vida, aún tiene en sus labios el dulce sabor del ultimo beso de sus labios, el tacto del roce de su piel, la mirada eterna de esa fotografía suya que guarda en su cartera…y allí abandonaba la calle abajo, sin rumbo, sin alma…solo pensando que anoche soñó con ella, bailó en su vestido borracho de pena.