Zapatos de barro

zapatos de barro

-¿Acaso crees en las profecías del oráculo?, comentaba refunfuñando mientras él ojeaba tímidamente el horóscopo de aquella revista. -«Lo que tenga que ser será» siempre era su respuesta a todos aquellos que creían en la suerte o eran supersticiosos. La vida no le había hecho demasiados guiños a lo largo de su trayectoria, pero para ella no era algo con lo que martirizarse, había entendido desde hace muchísimo tiempo que aquello era un camino, un sendero que se construía con cada paso, con cada decisión.

Pasaba por debajo de las escaleras pese a las advertencias de los viejos del pueblo, vestía de amarillo en las entrevistas de trabajo y tiempo atrás tuvo un gato negro como mascota. No era una chica cualquiera decían en el vecindario, sus amigas nunca supieron si ella iba dos pasos hacia delante o iba a contrapié del resto. Era como una luz fosforita en medio de un tunel negro. No temía al aliento del miedo porque su nuca ya se habia familiarizado con ese gélido calor, las mariposas en el estómago volaron hace mucho tiempo en busca de otras primaveras y las manecillas de su reloj se cansaron de dar las 6 y media tarde tras tarde.

Cuentan algunos que han podido ver sus heridas de guerra en torno a su espalda, pero que sus mayores cicatrices las guardaba más allá del corazón, cerca del alma…ese lugar inhabitable, donde solamente uno mismo se encuentra pero que a veces incluso no se reconoce, donde habita la nada para el resto, la indiferencia al corazón o el mayor escupitajo al amor, certero, pálido…inerte.

Y entre tanta rebeldía, tanta desavenencia hay un corazón rojo que late deprisa por mucho que disimule, existen mariposas que invernan en el fondo de su estómago…hay otra vida, otra carretera secundaria que nadie tomó, un infinito horizonte que nadie observó y cien mil estrellas fugaces que cayeron desde la inmensidad de su alegría, algo distinto, como si de otra dimensión se tratase, como la falsa apariencia en una casa de los espejos de feria…pero estaba ahí, dormida en el rincón más remoto de su vida, allá donde tiempo atrás no creía en los fantasmas y sí en el horoscopo.

Deja un comentario