Desde una lejana galaxia llegaba un mensaje de radio, entrecortado, difuso y quizás algo críptico para los que intentaban comprenderlo, contaban que desde allí las noches se hacían más oscuras y frías y apenas quedaban brazos seguros donde cobijarse, contaban que hubo alguien llamado vida, y que fué la señora y guardiana de sus infelices días…
La más puta de todas, se metía en las sábanas de todos aquellos soñadores y arrebataba sus corazones calientes, se comía las ilusiones de todos aquellos que se levantaban al alba, destrozó la alegría de sus rostros, y emborrachó a la sinceridad para convertirla en mentira, y que ese fuese la bandera de aquel lugar, le dijo al amor que podía marcharse, que allí no haría falta…y regó la sangre de los que allí habitaban con engaños y falsas promesas de que volvería…transformó los besos en fatigas, los tequieros en silencios…
La vida les otorgaba la guadaña para cortar el arcoiris en pedazos grises, para que el más bueno fuese quien más dinero tuviera, para que los muertos de hambre tuvieran más hambre, para cuando tuviesemos, deseásemos tener más, para que nos alegrásemos de las muertes y desgracias ajenas, para que nos endeudásemos de cosas innecesarias…
Para que prometiéramos y nos olvidáramos por siempre, para que no demos jamás lo que otros merecen…allí, desde aquel remoto rincón sin nombre, oscuro, sombrío y tenebroso cual averno llegaban esas escalofriantes palabras, allí donde un día se soñó con la felicidad, allí donde un día los mató la envidia, allí donde quiera que lo escuchara supiera que allí hubo un mundo de injusticias, que lo llamaron La Tierra…para que el universo sepa.