No pretendía hacerle daño, pero con un simple gesto derramó todas las palabras como si fuera café hirviendo por sus pantalones, un desliz, un pequeño descuido que hacía que pulsara el botón de pause, se recostara en su cama y pensara por un momento, a donde iba su vida.
Son momentos necesarios en la vida, en los que debemos darle oxígeno cuando las cosas vienen rápidas, abiertas y transparentes (o quizás no tanto), somos nosotros los que estamos ante esa ventana del mundo y decidimos qué hacer con nuestro tiempo, por eso a veces es mejor detenerse un instante, pensar unas décimas de segundo y seguir…o abandonar.
La vida es un leve suspiro, una densa encrucijada de caminos obstusos en los que necesitaremos muchas de esas vidas para experimentar una parte de ella, y cuando ya hayamos creido haberla vivido al completo o mucho, siempre habrá un caminante que nos dé una autentica lección de como se vive una vida.
Banderas como el romanticismo, la fé, la honestidad, la bondad, la ternura o el temple se rasgan ante los temporales de unos tiempos distintos, y muchos auguran que el cambio es para mal…no hay que ser muy listo para darse cuenta.
Así que reflexiona un poco sobre tu vida, mientras pones tus pantalones a secar después de ese café hirviendo.