Despedida

En ocasiones, un azote tremendo golpea todo mi cuerpo. Algo me aúpa y consigue envenenarme los cinco sentidos casi sin explicación. Un crujido mayúsculo parecido a la noche inmortal cuando te visitan las musas ante el papel en blanco.

Es un rayo, que recorre de arriba a abajo las costuras de tu piel e ilumina de un fogonazo cegador todas las zonas oscuras, es ahí y ahora.

Necesito escribir esto, como el que deja un testamento antes de morir, porque se que a partir de entonces no regresaré, y si lo hago, jamás seré la misma persona que parte hacia aquello que me llama.

Lo tengo decidido, como nunca antes tuve nada en la vida. Será drástico, será difícil, será durísimo, pero esos son los adjetivos que llevan a los sueños.

Deambulo pensando en lo que me ronda por la cabeza y me detengo brevemente a pensar si estoy demasiado loco. Inmediatamente, y sin esperar la respuesta sonrío y continúo pensando en mi horizonte.

No volveremos a vernos como antes lo hacíamos, de eso estoy seguro. Una puerta se abre hacia nuevos rumbos y hacia nuevas personas, y se cierra para otras tantas. Sin lamentaciones, el viaje de la vida debe de llevar las cicatrices pero nunca las heridas ni el peso de la conciencia a cuestas, es el peaje, es el billete hacia donde voy.

Me marcho al camino que no tiene horas en el día, donde el sendero se vuelve abrutpo, donde el barro manchará mis botas, donde la lluvia calará constante. Me voy, donde los abrazos y los besos sean los buenos días, donde los proyectos se cuenten por las canas de nuestras barbas y donde el plato se sirva caliente.

Una despedida sin regreso, como el que mata a quemarropa o marcha sin dejar una nota, ni una flor marchita en el jarrón. Enfundo todo lo que pienso a cuestas, para volcarlo de la única forma que sé…a verso y sangre, pero no todavía.

Aún necesito la canción, la risa cómplice, las noches eternas, el sol que abrasa, la garganta seca, la tormenta maldita, tu sonrisa eterna, la vida de golpe, el empuje de tus labios, la cuerda que ahoga, el reloj que no cesa…

Hasta entonces, si te vuelvo a ver.

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