El perdón

Sentado en aquel sofá de la soledad, divagaba en ocasiones sobre el perdón. ¿Era algo que le estaba carcomiendo por dentro o simplemente era una sensación necesaria?

Pero no buscaba el perdón en el resto como un modo de poder dormir mejor consigo mismo, no era una forma de lavar su consciencia… aquello iba más allá.

Recompuso su figura mientras una copa de whisky humedecía sus labios. Allí comenzó a pensar en todo aquello que no fue.

Intentó imaginar como sería su mundo, si no hubiera abandonado el resto de caminos, si en lugar de cruzar a la izquierda lo hubiese hecho hacia la derecha, si no hubiese salido de casa aquella mañana, si hubiese hablado antes en lugar de callar…

Ante ello, se encontró en una ecuación laberíntica de posibilidades, de hechos, de cábalas, de mentiras…de verdades.

Se apenó, por sentirse en ocasiones arrogante creyendo que podría levantar el peso de la culpa sin ayuda. En aquellos ojos tristes abandonados por una noche más que no supuso nada, o por aquellos labios que preguntaban queriendo besar mientras que su mente andaba distraída por un desamor que debió acabar mucho antes.

Se lamentó por las noches perdidas en conversaciones inertes, ahogando entre alcohol y marionetas que movían sus hilos al son que marcaba su conveniencia, por las palabras que no dijo, por las canciones que no cantó, por los versos que no escribió o por aquel viaje que nunca hizo.

El tiempo pasaba ante él, y los mejores años, el de la juventud volaba ante el deseo inquieto del descubrimiento, de una vida diferente, de una insatisfacción continua entre sus referentes. No hubo ídolos, no hubo timón…y la deriva pareció ser un salvoconducto constante. Quizás allí no tenía que dar explicaciones, no tenía que arrancar el ahínco ni pelear, simplemente dejarse llevar como un corcho mar adentro.

Los últimos sorbos de aquella botella se acababan justo cuando despuntaba la mañana, un nuevo día, una nueva vida y una nueva esperanza amanecían junto a él. Rápido entendió que aquel perdón por las cosas que no hizo no eran un lastre que cargar a hombros, sino una serie de condiciones que marcaron un momento de su vida, que lo hicieron llegar hasta donde está.

Pero cada día amanece, y está en esa nueva oportunidad ser quien tú realmente quieres ser, sin más, sin menos.

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