Llevame al bar ese donde nacen los sueños, llevame a ese rincón donde la magia es eterna y podemos volar por mil caminos, podemos hacer todo lo que imaginemos porque nuestra locura será la mayor bandera, y la sonrisa la llave de nuestros caminos de la esperanza.
Allí donde pueda sentir como se escapa la arena de entre mis dedos y la valentía de las palabras sea lo que llene mis bolsillos para así recorrer entre las nubes miles de kilómetros, kilómetros de sueños y realidades, mezcladas como en el elixir más exhuberante para así recorra mis venas y me haga renacer cada vez que tropiece en la mejor versión de mi mismo.
Agarra mi mano y no te sueltes, porque este destino tocará hacerlo juntos, mientras una melodía de flauta dulce se arrastra por los adoquines que pisamos y nos embriaga los sentidos, sonríe por favor, no dejes de hacerlo porque con ella tendremos lo que necesitemos, sin más y sin menos, gobernaremos el mar a base de mojarnos los pies en la orilla y gobernaremos la tierra a través de pisar firme donde nos merecemos, donde nuestros proyectos se unen en una cúspide que no tiene final, porque no puede tener nunca final lo que se desea.
No temas a los monstruos, están ahí para recordarte tu pasado, para recordarte quien fuiste alguna vez con mayor o menor orgullo, mi corazón será aquella vieja linterna dónde de pequeños bajo la cama alumbrabamos en mitad de la noche bajo las sábanas y contábamos historias de miedo, los monstruos seguirán estando en la oscuridad, pero ya no les tememos, nuestras ganas de demostrarle al mundo porqué estamos aquí son mayores y conseguirán alumbrar cada rincón y cada escorzo de aquel habitáculo.
Y si quieres viajar, viajaremos, hasta donde se acabe el viento, hasta donde nos lleven las olas hasta donde ambos queramos, mientras sigas apretando con fuerza mi mano, mientras tú ilusión como la mía sea el motivo de cada día.