Una noche como hoy vine al mundo, y 29 veranos después aquí estoy, soplando las velas de mi vida y continuando con la rutina de un año más.
Pero no me gustaría que fuese un año más. El pasado se me dislumbró con muchos cambios, y la verdad que así fueron, conseguí algunas metas que pensaba que jamás tendría, probé la libertad de la independencia, el fracaso de un proyecto y el quebranto de un amor que creía para siempre.
Las sensaciones que tuve de esos cambios en mi vida se hicieron ciertas, hubo cosas muy buenas y cosas muy malas, y sin embargo cosas de las que aprender, y de las que aprender muchísimo, y con eso es con lo que me quedo. Y hoy, me quedo con los que siempre estuvieron a mi lado pese a todo, como imaginé, unos me decepcionarían y otros estarían ahí al pié del cañón. Tampoco les guardo rencor, un tirón de orejas y listo.
En este año, si todo va bien se prevee esfuerzo, lucha, trabajo y sacrificio, un reposo estival para una dura batalla invernal, donde no dejaré de aprender, quiero conseguir ser mejor persona, intentar abrirme más, aparte de escribir más en el blog que ya me han reñido…jeje. Sobre todo quiero abrirme a la vida, respirar el aire de cada segundo que me dan, viajar por lugares recónditos, buscar la alegría y la de los míos a cada instante sin dejar de ser yo mismo.