She’s our you

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Cuentan los del amor que tenemos un alma gemela perdida por cualquier recóndito lugar del planeta, que puede ser tu otro ‘yo’ pero de cualquier forma distinta a tí, incluso de otro sexo distinto al tuyo.

No me atrevería a llamarlo el amor perfecto, pero si la duplicidad sublime, el sentir que hay alguien que te mira a los ojos y sabe lo que quieres me produce un leve cosquilleo por los brazos, aquella que tiene tu misma ilusión y que vé la vida desde tus mismos prismáticos, tal cual y con un punto y aparte.

Tremendísima la vida si alguna vez pudieron rozar los labios de aquella centinela cómplice que aguardó sin saber de nuestra existencia todos los días de su vida, con la única preocupación de si saldrá el arcoiris tras la lluvia tras su ventana…al igual que tú.

Y como somos tan soñadores, a nuestra locura le pusimos un nombre masculino, e imaginamos mil y un lugares juntos, y reímos, y lloramos…y a esa locura con nombre le asignamos el papel de conquistador de causas perdidas, de capitán del optimismo y con el impulso de nuestros corazones le dimos mil y una aventuras alrededor de la vida, nos enfrentamos a la envidia, al deseo, a la codicia, a la mentira, a las conversaciones vacías y a las almas tristes…todo con el único objetivo de hacernos felices el uno al otro…el otro al uno.

Y aquella fantasía perdida de otros tiempos, aquella locura al que pusimos traje urbano y que dimos cobijo donde duermen nuestros sentimientos, donde golpea bien fuerte el amor…y allí, torpemente casi sin saberlo se dormía el imán que atraía nuestras almas, aquello que nos hacía inseparables pasara lo que pasara…

Porque en esta locura, en esta realidad tan cuerda que instalamos como continente y asfalto que nos tocaba vivir a diario supimos encontrarnos desnudos y transparentes, mirándonos a los ojos, sabiendo lo que queríamos, guardando en tu mano derecha mi corazón…y en la mía…el tuyo.

 

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