A mi muerte, que nadie toque mis cosas,
que se queden como están para cuando vuelva,
como yo las he dejado…
El vino fuera de la nevera,
la cejilla en el último traste,
el teléfono sonando,
el calentador encendido,
el niño en el colegio,
las cartas sin abrir,
el despertador a las siete,
las cuentas a cero,
las persianas hasta arriba…
Si me matan sin dolor quiero el número del asesino,
que alguien me grabe el entierro,
cómprame tabaco y el diario,
no me esperes despierta,
déjame atún por si vuelvo en los huesos…
y este verso no lo guardes,
que le quiero cambiar el final…
Ah!, y baja la basura…
La Risa que me escondes.