The lost man

En un rincón, solitario del mundo divagaba como transcurriría la vida sin él en aquel horizonte. Había empezado una nueva vida y aunque no quisiese los miedos también habían viajado junto a él en aquella maleta de sueños e ilusiones. Sabía que era un camino largo, de muchos obstáculos hasta alcanzar su cometido.

Su corazón le pedía muchas, muchísimas cosas, pero no podía hacer caso a todas para no volverse loco, debía encontrar la senda, el camino él mismo, y en él tenía clarísimo que sólo sacaría dos soluciones: un enésimo y estrepitoso fracaso o la oportunidad de vivir una vida radicalmente distinta a la que tenía. Evidentemente la elección era clara, pero no terminaba de encontrar su sitio, pero sabía que aquello eran pasos cortos aunque él siempre tuviera la sensación de no tener todo el tiempo para hacerlo.

Cuando se quieren las cosas, las cosas que realmente merecen la pena hay que lucharlo a dentelladas, desgarrarse la piel, desquiciarse, reír a carcajadas, llorar como nunca, cambiar sus actitudes, ser uno mismo…cuantiosas contradicciones que lo mantendrían en jaque desde el minuto cero, si fué adecuado su elección, si no lo fué…lo desconocía, aunque algo tenía claro, que era una de las cosas más importantes de su vida.

Un tren por el que luchar, quizás el último hacia algo que siempre tuvo en mente, quizás la última oportunidad de dejar huella en esta vida…pero para ello tenía que recorrer multitud de caminos inexplorados, de vivir muchas sensaciones que jamás había visto ni sentido, aquello que llaman ‘hacerse mayor’, madurar como hombre y como persona, habían sido muchos años en el limbo, donde encontró muchos demonios y pocos ángeles, aquí no le iba esperar algo mucho mejor, pero estaría haciendo lo que su corazón dictó hace tiempo y eso lo haría feliz.

Había estado perdido mucho, muchísimo tiempo, y aunque ahora su brújula no marque un destino certero, tenía una ilusión, una razón por la que luchar, y sacó en claro que en esta vida, lo más bonito del mundo es perderse, para encontrar la recompensa interna de volverse a encontrar.

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